domingo, 13 de noviembre de 2011

CONFESIONES DE UN SUMISO, 3



- Trágala

Resonó en mi mente su orden, la estaba esperando, la estaba deseando. Me tenía que empujar a ello. Mi voluntad era suya; su palabra, mi devoción; su orden, mi placer y el suyo. ¿Existe algo más bello que ser complaciente con los deseos de tu Maestro? Vivir para su gozo. Fui tragando esa maravillosa polla en mi boca muy lentamente. Quería tragármela toda, deseaba que Su polla llegase a mi garganta, su glande tocando mis amígdalas y provocándome una arcada de felicidad y de placer. Así la tuve unos minutos toda dentro. Caliente, dura. Toda mi sangre se concentraba en mi boca, sentía sus latidos y los míos, sentí su mano en mi nuca empujándome, sentí su felicidad y la mía, sentí su placer y el mío. Su Polla y todo su ser, su poder, su personalidad estaban dentro de mi y yo gozoso sentía, olía, palpaba, degustaba esa maravillosa naturaleza.

Mi maestro empezó a moverse rítmicamente. Yo mantenía mis labios apretados a su Polla. Me estaba follando cada vez más deprisa, cada vez mas fuerte. Sus embestidas me provocaban alguna arcada y una náusea Perdí por un momento el control de mi cuerpo, me sentía suyo, perdí mi voluntad: le pertenecía. Sólo deseaba su felicidad en forma de semen yo era su putita, su amante, su boca, su sumisa... y sólo pensaba en su Semen.

Mi lengua envolvía su Polla y mi boca lasciva y ansiosa recibía sus acometidas. Intuía y sentía que estaba a punto de correrse. Me llegaban sus leves suspiros y sus movimientos eran más fuertes.

- Me voy a correr puta, lo haces muy bien

Me sentí feliz, humillada, zorra. Ahora sólo deseaba su Semen. De pronto la sacó de mi boca. Me desconcertó, yo deseaba que se derramase dentro de mí, tragarme su Semen, alimentarme con él. Se empezó a masturbar a un milímetro de mi cara y al momento un chorro blanco, espeso y cálido me cubrió la cara. La felicidad, el placer, la entrega… Él, mi Maestro, mi Amo, había derramado su Esencia, su Néctar en mi cara y allí estaba yo de rodillas, con mi sexo dolido sintiéndome la persona más feliz. Volví a meterme su Falo flácido en mi boca para saborear sus últimas gotas. Extendí su Semen por mi cara para sentirme plena y llena de Él. Ahora me sentí suyo sabía que mi vida sexual le pertencía. Mi Maestro me ordenó levantarme.

- Eres una mamona muy buena y obediente, pero estás como una zorrita en celo. Habrá que aliviarte.

Acto de Amor sumiso, compasión de mi Maestro… me dolían los huevos, todo mi cuerpo me dolía gozoso del acto de Amor que había brindado a mi Amo. Las rodillas, la espalda, los testículos… mi mente estaba embotada, mis sentidos ateridos. Mi mente sólo procesaba los datos que mi Amo me dictaba. Me sentí entregado. Mi voluntad solamente existía para prolongar el acto mágico y lascivo que habíamos iniciado y que suponía mi bautismo ante Él.

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