
De pronto todo se vuelve un Silencio Doloroso.
Y mi alma de sumiso escucha el eco lejano de Su voz breve.
Y el silencio se incrusta en el Alma Dolorida.
Y sé que mi culpa corrió el velo de la ausencia,cerró la boca
y acortó el sueño, la ilusión, la vida anhelada.
Ahora me asalta la duda, la pérdida, el miedo, la soledad.
Camino por un suelo de espinas, sacrificio y llego a
entender el castigo merecido y el dolor acumulado y la culpa.
Y llego a entender que mi voluntad no me pertenece
cuando Usted se hace presente en mi vida.
Que sólo soy un pobre cachorro que desea Su felicidad.
Siempre suyo.Orión.
Hola :)
ResponderEliminarllego a tu blog no recuerdo ya ni desde donde...aquello que de blog en blog...leo tu silencio, leo tu silencio y no puedo evitar pensar, recordar, sentir y querer compartir contigo algo;
Jamás aceptes el silencio como forma de castigo porque no lo es, el silencio es abandono, es indiferencia y fomenta justamente lo que explicas, fomenta que pienses una y otra vez en esa falta, en esa culpa, fomenta que ahondes en tus propios fantasmas, en tus miedos, fomenta que dudes, que sufras...
Que jamás te dejen a solas con tu dolor.
Un saludo y ánimo!
Gracias por tus palabras me ayudan mucho.
ResponderEliminarMe encantaria tomar una Coca Cola contigo algún día y charlar.
Besitos.
Mi sumiso no necesita ánimos, ya que sabe perfectamente que su Ama no va a abandonarle, sólo está en periodo de disciplina.
ResponderEliminarVamos bien, Orión.